Si tu hijo deja de hacer lo que estaba haciendo de forma brusca, como si se quedase congelado por pocos segundos de duración, puede estar sufriendo una crisis de ausencias. Las crisis de ausencia o “petit mal” constituyen un tipo especial de convulsiones que ocurren predominantemente en niños[1]. Fueron descritas por primera vez por Poupart en 1705 y luego por Tissot en 1770 [2]. Pero, ¿Cuáles son las causas de las crisis de ausencias?  ¿Cuáles son los signos y los síntomas de la crisis de ausencia?  ¿Qué tan grave es la crisis de ausencia?, en el siguiente texto te dejamos más información al respecto.

¿Qué son las crisis de ausencias?

Las crisis de ausencia son un tipo de convulsión epiléptica caracterizada por episodios breves y repentinos de pérdida de conciencia (De 5 a 20 segundos). Durante estos episodios, la persona parece “desconectada” o como si estuviera mirando al vacío durante unos segundos, y luego retoma su actividad normal sin recordar lo ocurrido.

A veces, se acompañan de movimientos automáticos y sin propósito de las manos (como si manipulara algo), de la boca (como si chupase o tragara), de los ojos (parpadeo). Cuando el episodio termina, el niño reanuda la actividad anterior como si no hubiese pasado nada. Suelen repetirse muchas veces al día.

Son más frecuentes en niños, especialmente entre los 4 y 12 años, y son más comunes en niñas.

¿Cuáles son las causas de las crisis de ausencias?

Las crisis de ausencia ocurren por una descarga anormal y sincronizada de impulsos eléctricos en las neuronas de la corteza cerebral.  Esta hiperactividad cerebral altera el funcionamiento normal de las neuronas, repitiendo señales eléctricas en patrones característicos durante la crisis. Se ha observado, además, que puede haber cambios en los niveles de neurotransmisores, que son los mensajeros químicos que permiten la comunicación entre las neuronas. (alteraciones en neurotransmisores).

Según la literatura médica, el origen más común del petit mal es el genético (generalmente heredado), mientras que otras causas pueden ser fallas en el sistema nervioso u otras enfermedades neuronales.

 

¿Cuáles son los factores desencadenantes de las crisis de ausencias?

Así como en muchos de casos de epilepsias convulsivas, las crisis de ausencia pueden ser provocadas por:

  • Estímulos como luces intermitentes o destellantes (fotosensibilidad).
  • La hiperventilación (respirar rápido y profundo) también puede desencadenar crisis de ausencia en personas susceptibles.
  • Otros factores desencadenantes generales de crisis epilépticas incluyen fiebre, falta de sueño, estrés emocional, consumo de alcohol o drogas, y el abandono de la medicación.

¿Cuáles son los grupos de riesgo para padecer de crisis de ausencias?

  • El grupo etario frecuentemente es de niños de 4 a 14 años, aunque también puede aparecer en la edad adulta. Son más comunes en niñas que en niños.
  • Tener familiares con convulsiones o epilepsia aumenta el riesgo, aunque no es indispensable para que se presenten.

¿Cuáles son los signos y los síntomas de la crisis de ausencia? 

Los signos y síntomas principales de la crisis de ausencia a tomar en cuenta son:

  • Mirada fija o perdida: La persona deja de hacer lo que estaba haciendo y parece mirar al vacío, con expresión facial inexpresiva y ojos abiertos.
  • Interrupción repentina de la actividad: Puede dejar de hablar, caminar, escribir o cualquier otra acción de forma abrupta, y retomarla justo después del episodio.
  • Falta de respuesta: Durante la crisis, no responde a estímulos externos, llamados o gestos.
  • Movimientos automáticos: Es común observar movimientos involuntarios como: Chasquido de labios o ruidos con la boca, movimientos de masticación, aunque no haya nada en la boca, aleteo o parpadeo rápido de los párpados, frotarse los dedos o pequeños movimientos con las manos.
  • Inmovilidad: La persona puede quedarse completamente quieta durante el episodio.
  • Duración breve: Las crisis suelen durar entre 5 y 20 segundos, rara vez más de 30.
  • Recuperación inmediata: Tras la crisis, la persona retoma su actividad normal sin confusión, somnolencia ni recuerdo del episodio.
  • Frecuencia: Pueden ocurrir varias veces al día, lo que puede interferir con el aprendizaje y el desempeño escolar, especialmente en niños.

Se debe de considerar que: Las crisis de ausencia a menudo pasan desapercibidas y pueden confundirse con distracción, soñar despierto o falta de atención.

No suelen provocar caídas ni movimientos convulsivos generalizados.

En algunos casos, pueden observarse torpeza con las manos o temblores leves.

¿Qué tan grave es la crisis de ausencia?

Las crisis de ausencia en términos generales no provocan lesiones físicas directas, ya que la persona no suele caerse ni perder el control motor de forma brusca (en contraste por una crisis epiléptica convulsiva). Sin embargo, existe riesgo de lesión:

  • Si la crisis ocurre durante actividades peligrosas, como nadar, andar en bicicleta o cruzar la calle.
  • Si las crisis son frecuentes, ya que pueden interferir significativamente con el aprendizaje, el rendimiento escolar y las actividades cotidianas, especialmente en niños
  • Si no se tratan adecuadamente, las crisis de ausencia pueden derivar en problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, aislamiento social y, en algunos casos, evolucionar hacia convulsiones más graves, como las tónico-clónicas generalizadas.

Es preciso resaltar que, las crisis de ausencia no suelen ser graves en cuanto a peligro físico inmediato, pero pueden tener consecuencias importantes si son frecuentes y no se tratan, especialmente en el desarrollo académico y social del niño. El tratamiento médico suele ser efectivo y mejora notablemente el pronóstico, por lo que, es importante que, ante la sospecha de crisis de ausencia, se debe consultar con un especialista para diagnóstico y tratamiento oportunos.

¿Cuáles son los tratamientos para la crisis de ausencia? 

Las crisis de ausencia típicas por lo general tienen buen pronóstico y se controlan bien con un anticonvulsivante [3] prescritas por el profesional de la salud a cargo del caso.

Se deberá tomar en cuenta que:

  • El tratamiento debe ser individualizado, considerando el tipo de crisis, la edad del paciente, la presencia de otros tipos de convulsiones y el perfil de efectos secundarios de cada fármaco.
  • Es fundamental seguir estrictamente las indicaciones médicas y no suspender el medicamento sin supervisión profesional, ya que esto puede aumentar el riesgo de recurrencia de las crisis.
  • En la mayoría de los casos, el control adecuado de las crisis se logra con monoterapia (un solo medicamento).

Como medidas adicionales al tratamiento se recomienda: mantener horarios regulares de sueño y evitar la privación de sueño puede ayudar a prevenir las crisis, así mismo, llevar un registro de las crisis y de la toma de medicamentos facilita el seguimiento y ajuste del tratamiento.

El tratamiento siempre debe ser supervisado por un neurólogo o especialista en epilepsia.

 

[1] Campos P. Epilepsia en el Niño. Rev Per Neurol 1995;1(1):28-31.

[2] Oller-Daurella L, Oller LF. Revisión de la epilepsia generalizada idiopática: epilepsia ausencias. Rev Neurol 1998;27(155):125-132.

[3] Segan S. Absence Seizures. (Sitio en internet) eMedicine World Medical Library. Disponible en : http://www.emedicine.com/neuro/topic3.htm Visionado el 12 de diciembre de 2001.

whatsapp